Estamos ante una "purificación" radical del Hombre.
"Buscar la perfección del Guerrero es la única tarea digna de nuestra edad humana." No decidirse, dice don Juan, es en realidad buscar la muerte, lo que equivale a no buscar nada, ya que la muerte nos lleva de todos modos. El hombre que cree tener todo su "tiempo", toda la "eternidad" - no importa si él no lo cree racionalmente, si actúa en consecuencia - Rápidamente agota su poder por las demandas de los demás. Para él, el mundo es la descripción que le han enseñado. Modela su imagen según los arquetipos de los cuales no es más que el siervo. Pierde sus propias batallas, y las que gana son las de los demás. El guerrero ya no es un reflejo de nada. Debe ser tan misterioso como el universo que lo rodea, ya que las definiciones dadas son solo el retrato de un mundo artificial. Al abrirse al poder del que no puede saber nada, no debe limitar en absoluto la intrusión de estas fuerzas misteriosas en él. Por eso debe ser lo más fuerte y menos disponible posible, para enfrentarse a estas fuerzas temibles sin morir. La debilidad es en realidad solo la disponibilidad a los demás; la fuerza es disponibilidad al Poder, por tanto indisponibilidad a la descripción del mundo inculcada.
La razón nos dice que el universo es conocible; que en realidad es independiente de nuestra percepción, provisto de existencia en sí mismo, y que nuestra percepción es más o menos adecuada a ella: Si es sólo aproximada, la razón, en su esfuerzo perseverante, reducirá este margen. Ni siquiera los "sistemas idealistas" lo niegan.
El hombre que no es esclavo de su razón tiene bien conciencia del contrario: el universo es para siempre desconocido, totalmente misterioso, y esto no es cuestión de razón, sino de "sentimiento".
Carlos Castaneda se queja a Don Juan de que nunca ha podido ser artista, y Don Juan le responde: "Es porque nunca has asumido la responsabilidad de vivir en un universo inconmensurable."
El "arte" verdadero se refiere en efecto al "sentimiento" (no a la sentimentalidad) y es por esto que los artistas auténticos están más cerca del "guerrero" que los demás hombres ordinarios. No hay arte que no sea "emocional" (y no veleático) y esta emoción da cuenta de un "misterio", sean cuales fueren los nombres con los que se lo pone. El misterio es siempre entero y se sostiene, magnífico "más allá de toda expresión", aterrador, detrás de la película cómoda pero tan servil de la representación racional social.
Las fuerzas, las vibraciones, las ondas, se entienden de manera diferente a las ideas, que no son más que intervención humana.
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